lunes, 1 de agosto de 2011

Delincuencia para mayores…

No, no es que propongamos desde aquí actos delictivos especialmente indicados para realizar a ciertas edades. Todo lo contrario, nos referimos a ese tipo de delincuencia especializada en ciertos colectivos mas vulnerables que el resto de la población. Y no es que seamos victimas de más delitos que el resto de la sociedad, el porcentaje de casos es similar. Lo que queremos decir, es que los mayores somos blanco fácil para determinados “especialistas” del hurto o la estafa.

Si nos encontramos en nuestra vivienda, suele ser habitual la visita de agentes comerciales de toda índole. Hasta ahí todo normal, ya tenemos experiencia para lidiar con estas visitas inesperadas que tan solo hacen su trabajo y que, como mucho, puede que nos hagan perder unos minutos de nuestro tiempo. Por poner algunos ejemplos, son otras visitas camufladas de trabajadores del servicio de correos, de falsos técnicos de mantenimiento o de portadores de un inesperado regalo, las que deben hacernos poner todos nuestros sentidos alerta durante el encuentro. Tácticas tan sencillas como no dejar entrar a ningún desconocido a nuestro domicilio, no buscar, ni mucho menos entregar, ningún documento ya sea una simple factura u otro tipo de información, a nadie que no venga debidamente acreditado y que sea él quien nos facilite los datos que posee sobre nosotros, no al revés (nº de contrato, fecha de inicio, prestaciones del servicio contratado, etc.) son algunas de las pistas que nos pueden llevar a solventar una posible situación de riesgo.

Si nos encontramos fuera de casa o de viaje, tampoco debemos facilitar documentación alguna a nadie que no pertenezca a las fuerzas de seguridad del estado, si viajamos en grupo no debemos separarnos, intentar llevar el bolso por el lado interior de la calle, informar a otros familiares o amigos de donde nos encontramos, extremar la precaución si se acerca alguien a decirnos que nos hemos manchado y si es posible comentar con algún familiar la hora aproximada de salida y llegada de nuestras visitas.

Si al final somos victimas de un robo, nunca debemos forcejear con el atacante, lo único que nos ayudará será fijarnos muy bien en su aspecto físico y en su ropa, para, posteriormente formular una denuncia.

Estar alerta y extremar las precauciones sin llegar a la paranoia puede que nos libre de algún que otro disgusto.

Disfrutad del verano.