El otro día hablaba con un directivo de UDP muy veterano, y le preguntaba cómo estaba afectando a su asociación la mala situación económica de las administraciones. Me contestó que de ninguna manera, porque nunca le habían dado nada y ahora tampoco. Este directivo ha conseguido mantener, con estos mimbres, un grupo de voluntariado de 200 personas, que prestan servicio en varias localidades acompañando a mayores en situaciones de soledad o necesidad. Es cierto que hace frío ahí afuera, pero también es cierto que tenemos mucho camino andado, que hemos pasado por momentos muy duros y que hemos seguido creciendo.
En ocasiones es alentador fijarse en los que nos precedieron dentro de UDP. Gente que sin ninguna formación específica en asociacionismo o participación ciudadana, y con una carencia absoluta de recursos, fueron capaces de crear estructuras estables, generadoras de iniciativas y actividades que mejoraban la calidad de vida de los demás, a la vez que la suya. Ahora estamos mejor formados y con una estructura muy consolidada. Y ahora más que nunca la sociedad necesita de nuestra valiosa aportación.
La cuestión es si tendremos el empuje necesario para seguir ofreciendo cada día lo mejor de nosotros mismos.
