La estación veraniega quizás nos empuje todavía más a sentarnos en una terracita y disfrutar del momento. Seguro que a muchos de nosotros no nos hace falta que nadie nos anime a tomarnos una caña, lo hacemos como parte de nuestro modo de vida. Si además nos la recomiendan desde entornos sanitarios, incluso puede que nos siente mejor.
Con respecto al alcohol que contiene, ya tenemos una amplia variedad de ellas libres del ahora demonizado componente. Miel sobre hojuelas, o caña y tapa, que va más acorde con lo que nos ocupa. Lo que nadie discute es la bonanza psicológica de todas las circunstancias que rodean el momento “caña”; conversación, relajación, distracción, familia, amigos….
¿Quién quiere estar oxidado?
No hay comentarios:
Publicar un comentario