martes, 29 de enero de 2013

“Cocinillas” mayores: algunos descubren el placer de cocinar en la jubilación

Numerosos mayores recién jubilados o prejubilados les da por entrar en la cocina-tradicionalmente territorio exclusivo de la mujer durante todos los años de casados- y no sólo para ver o meter el dedo en el guiso para probar lo que se está haciendo sino para ¡guisar!

Los numerosos programas de cocina en la televisión, todos los canales tienen sus cocineros con sus “cocineros estrellas” han influido decisivamente para que los mayores tomen esta decisión y se posicionen ante los fogones imitando las recetas de Arguiñano, José Andrés, Manolo Rincón, Víctor Marta, Adolfo Muñoz o Antonio Granero, todos tienen su “ preferido “ y lo siguen con verdadera reverencia.

Tomamos el ejemplo de mi hermano. Nada más jubilarse comenzó por dividirse las tareas cotidianas de la casa con su mujer ¡tú déjame a mi ir al mercado a comprar, le dijo a su mujer! por eso de salir de casa todos los días y controlar los gastos, como todos sabemos, al jubilarse disminuyen los ingresos mensuales. La mujer cedió en un principio, para sus adentros dijo ¡por fin me libro del coñazo de comprar y pensar que hacer cada día de comida y cena! Y mi hermano tan contento, en la cola de la pescadería, frutería y carnicería, haciéndose un experto en las calidades, orígenes y precios de las pescadillas, boquerones, merluza, chipirones o manzanas, lechugas, pepinos, alcachofas, y filetes de lomo alto o bajo, espaldilla o costillar, y mucho mejor el solomillo que lo suele comprar siempre donde su nuevo amigo Antonio, carnicero de toda la vida, que lo tiene embobado con los consejos para pasarlos por la plancha y conservar mejor los filetes en el frigorífico.

Poco a poco, mi hermano ha comenzado a hacer doblete, es decir, realiza la compra de temporada-siempre lo que hay en el mercado cada día y época- y cocina lo que compra. Sigue al pie de la letra las recetas de su cocinero estrella de referencia. Ahora está pensando en hacerse un pequeño huerto en la terraza, donde podrá seguir y mimar sus hortalizas preferidas.

Mi cuñada esta cabreada ¡toda la vida cocinando y ahora el cocinilla de tú hermano ni me deja acercarme a la cocina ni al mercado! Se cree un experto y chulea ante la familia y amigos de lo bien que hace la compra y lo que se ahorra, y no digamos con las platos que cocina ¡hasta ha comprado nueva vajilla y mantelería ¡Se ha convertido en tema de conversación permanente

Para muchas mujeres mayores, este tipo de cocinillas ha supuesto una liberación, para otras, las más, supone una intromisión, estorbo y un control de todo lo que hace en su vida ¡hasta aquí, hemos llegado, dice mi cuñada!

Y usted, amigo mayor, es un declarado “cocinilla“ le felicito y animo a seguir con los pucheros. Mientras que yo, como dicen muchos, no sé ni donde está la cocina en mi casa…

No hay comentarios:

Publicar un comentario