martes, 20 de marzo de 2012

España, segundo país de Europa con más mujeres mayores de 65 años

España es el segundo país europeo con más mujeres mayores de 65 años, por detrás de Francia. La mayor longevidad de la mujer determina la feminización del envejecimiento, que es un factor demográfico del que participan todos los países de la Unión Europea. Según el 'Informe sobre las mujeres mayores en España', publicado por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, basta con examinar la esperanza de vida de los 27 países miembros para comprobar la mayor pervivencia de las mujeres en todos ellos, sin excepción, aunque la longevidad sea menor en los países incorporados más recientemente pertenecientes a la llamada antigua Europa del Este.
 
De este modo, es patente la preeminencia femenina en el alargamiento de la vida, si bien España también se encuentra en los primeros lugares, junto con países como Suecia y Francia en la tendencia a un reequilibrio entre sexos de este indicador.
 
Las mujeres mayores españolas representan, en la actualidad, casi el 10% de la población total española. Estos cuatro millones y medio de mujeres mayores de 65 años nacieron todas ellas antes del año 1946 y han atravesado circunstancias históricas que acarrearon a nuestro país difíciles situaciones económicas, políticas y sociales. La posición actual de España, con altas tasas de desarrollo y bienestar -a pesar de los difíciles momentos económicos- es consecuencia en buena parte del esfuerzo y buen hacer de estas generaciones de mujeres.
 
Responsabilidad
El informe de Sanidad ahonda en las circunstancias sociales que han marcado la vida de las mujeres que hoy superan los sesenta años y que han sido determinantes, como es una infancia y juventud en un país sumergido en la pobreza, que contribuyeron a superar con su trabajo desde muy temprana edad dentro de la unidad familiar, simultaneando las tareas domésticas, el cuidado de personas y un trabajo del sistema productivo en un marco legal sin protección. Igualmente, destaca que son las mujeres que emigraron en la década de los cincuenta y sesenta hacia las ciudades y hacia Europa, para trabajar en empleos de escasa cualificación, encuadrados dentro de las tareas adjudicadas al rol tradicional de la mujer.
 
El estudio se refiere a estas mujeres como las protagonistas de la transición demográfica, que produjo un cambio en la estructura familiar, al tiempo que reivindicaron su autonomía y presencia en un espacio público. Al mismo tiempo, proyectaron una vida mejor para sus hijos, en especial las hijas, basada en la educación y la formación, facilitándoles unos medios de los que ellas carecieron.
 
Por otra parte, son estas mujeres las que acogieron de forma entusiasta los nuevos modelos de sociedad, e introdujeron a nuestro país en la modernidad. Su función ha sido transmitir a sus descendientes el patrimonio cultural y los valores. Otro de los aspectos que destaca el informe es que, estas mujeres, desde la invisibilidad del espacio privado siguen contribuyendo al mantenimiento del equilibrio emocional de la sociedad, a la creación de bienestar social a través del apoyo que proporcionan en las actividades de la vida cotidiana y de los cuidados llenos de afecto y comprensión que proporcionan a las personas que los requieren. Todas estas características son citadas en el informe para concluir la necesidad de reconocer sus aportaciones a la sociedad, y animarlas a concebir como una oportunidad esta nueva etapa de su ciclo vital, con la finalidad de proporcionarles una mayor seguridad y que, de este modo, logren una ciudadanía plena desarrollando su potencialidad.
 
Desigualdad social
El indicador del nivel educativo es un claro ejemplo de la desigualdad que ha marcado a las generaciones de mujeres de edad actuales. Casi el 83% de las personas mayores no traspasa los estudios primarios, pero entre las mujeres existe una mayor tasa de analfabetismo y su representación es muy escasa dentro de las personas con educación superior.
 
Uno de los datos más positivos de las mujeres mayores es la salud de la que disfrutan, si bien es también peor que la de los hombres, a pesar de que éstos no llegan a edades tan avanzadas.
 
Los expertos apuntan que el mayor y mejor conocimiento de las patologías que inciden principalmente en las mujeres mayores y sus circunstancias incidentales contribuirán a tomar medidas de prevención más efectivas. En este sentido, en la actualidad existe una mayor concienciación sobre la importancia de llevar una alimentación adecuada, el inicio o la continuación de la práctica de una actividad física moderada, el abandono del hábito de consumo de sustancias tóxicas y un mejor como medidas preventivas para mejorar la salud.

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